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martes, 17 de mayo de 2011

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Pero las sabias palabras pueden curar. Proverbios 12:18
"El diálogo puede animar o deprimir, contratar o vender, encarcelar o liberar."
El Señor Jesús fue un gran ejemplo de cómo manejar la palabra prudencia.
¿Alguna vez has tenido la experiencia de conocer a gente "especial"? Son por lo tanto poner para arriba, siempre dispuesto a ayudar, a fines de señalar con el dedo, y le importa poco si la calumnia o agraviado. Es el tipo de persona que siempre se siente bien en su presencia. Esto sucede porque saben cómo relacionarse de una manera agradable.
Vamos a destacar algunas formas de diálogo:
 
Educado: Usted tratar a la persona siempre en busca de mantener una relación sana, sin cargos, sin supuestos indirectos. El lenguaje cortés implica tratar al otro de una manera agradable.
Acusatorio: en este caso, la persona tiende a "ataque" por las palabras, dejando el otro en el, la incomodidad de defensa generado por el clima. Es mejor preguntar "¿se mudó mis cosas?" Que "quien te dijo que perder el tiempo con mis cosas?". El lenguaje acusatorio tiene autoridad.
Reflexivo: se utiliza para enseñar, corregir, causando que la persona a reflexionar sobre sus acciones y puede ser acusatorio o grosero.
Defensiva: es cuando usted dice "yo no sé nada, que sabe usted". ¿Quién puso a la defensiva, siempre dejando de lado la situación, dejando que los demás piensan y toman la actitud de él, porque es el tipo de persona que no influye en nada, no puede pasar lo que tienen. Es como un cuerpo muerto.
Sugerencia: la forma en que se han comunicado con la gente de su entorno? Aprender a tratar a los demás con cortesía, tratando de prestar atención y transmitir lo que sabe. Recuerde la frase desde el principio del mensaje:
"El diálogo puede animar o deprimir, contratar o vender, encarcelar o liberar."
En la Fe

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